Sin pies ni cabeza
- El tricolor en Jalisco se ha convertido en una bataola con una pronunciada ausencia de mando
- Le han echado paladas a lo que queda del PRI en Puerto Vallarta
Por José Rubén Gómez Bernal
Desde que salió de la presidencia del PRI Jalisco Laura Haro para lanzarse en busca de la gubernatura de Jalisco, el partido se ha convertido en una bataola en la que cada vez se nota la ausencia de mando.
Los neopriistas que se han apoderado de la dirigencia estatal desconocieron ¡hasta don Ramiro Hernández! en una falta de respeto para uno de los pilares del tricolor que se han sostenido dentro del partido contra viento y marea.
Este fin de semana se efectuó la asamblea estatal del PRI, en la que se dio a conocer una lista de 168 priistas que conformaron la delegación de Jalisco, rumbo a la asamblea nacional.
E increíblemente Ramiro Hernández García ex dirigente estatal del partido y ex presidente municipal de Guadalajara y quien además fuera coordinador de la campaña de Laura Haro, no fue incluido en esa lista.
Lo anterior no obstante que dentro de la asamblea hubo quienes alzaron la voz ante semejante atropello, entre ellas dos diputadas, que hicieron notar la omisión de Hernández Garcá entre la lista de los “agraciados” para la asamblea nacional.
El PRI no parece cambiar, ahí tienen ustedes que el principal “enterrador” del partido “Alito” Moreno –dirigente nacional– ya dijo que no sabe si va a continuar en el cargo, en la próxima asamblea nacional, lo que en pocas palabra no sería raro que buscará la reelección y continuara en la presidencia del partido, lo que equivaldría al inicio del camino de la desaparición del PRI, y que Alito tiene controlada la asamblea nacional.
Alito ha tenido un desastroso paso por el PRI, con más de media docena de Estados y cientos elecciones perdidas.
EL ESTADO LE HA ECHADO PALADAS A LO QUE QUEDA EN PUERTO VALLARTA
El sol no se puede tapar con un dedo. No se puede soslayar que desde la capital del estado se han encargado de borrar del mapa los pocos priistas de convicción que existían en Puerto Vallarta.
En las dos últimas elecciones se ha visto que el PRI estatal le importa un bledo el PRI de Puerto Vallarta. Primero, en la elección antepasada le cumplieron un gusto al chochito Augusto Gómez Villanueva, un priista de viejo cuño, que tuvo un gran historial en el liderazgo campesino, a quien su ahijado Augusto Alcaraz, le pidió que apadrinara a su esposa vino caandidata, movió sus influencias y desde el CDE del partido ordenaron que fuera ella la candidata a la presidencia municipal de Puerto Vallarta, con un resultado electoral desastroso, sacando la peor votación en su historia.
Sin embargo, eso no fue lo peor sino que al día siguiente su esposo Augusto Alcaraz ya estaba en las filas de Morena, en donde lo premiaron con la coordinación de asesores del gobierno del profe Mchel.
Y OTRA VEZ LO MISMO
Y como el ser humano es el único que se tropieza dos veces con la misma piedra, con Laura Haro en la dirigencia del PRI estatal se repitió la situación, cuando apoyó la candidatura de Teresita Marmolejo, que antes había jugado para una diputación por el Verde Ecologista de México.
Sin militancia, sin nada que le identificara con el priismo, con Marmolejo se repitió la historia, conformó la dirigencia del partido con sus amigas y amigos, completos desconocidos en el PRI, y los pocos priistas que quedaban ante semejante designación se alejaron del partido.
A Laura Haro la nueva dirigente del partido la engañó con el cuento de que tenía alrededor de 35 mil votos, pero víctima de sus fantasías y mal manejo político a Marmolejo se le hizo bolas el engrudo y aduciendo que no tenía apoyos, dejó al partido para refugiarse con el Mochilas, a la postre candidato de MC a la alcaldía vallartense, aunque luego Laura Haro la desmintiera y dio a conocer los apoyos que desde el PRI estatal le hicieron llegar. En lo local Marmolejo nunca fue capaz de aglutinar a los tricolores, de la pasó de noche.
Y es que seguramente Marmolejo hizo cálculos y vio que no tenía el respaldo de la gente, se salió por la tangente ante la evidencia de que no juntaría ni mil votos.
Lo de Marmolejo fue otra decisión equivocada en la que los priistas vallartenses se vieron relegados, pues si bien el PRI de Puerto Vallarta ya vio pasar sus mejores tiempos, con imposiciones desde la dirigencia estatal, se está contribuyendo al alejamiento de los pocos fieles al partido.