El paso de Pepe Martínez como alcalde interino

  • Le tocó bailar con la más fea, con presiones internas y externas
  • Su principal virtud, no compartir el poder

Por José Rubén Gómez Bernal

Lo criticaron porque se fue de visita a Estados Unidos, porque llevó a su hijo al Grito, disque rompiendo los protocolos, también porque le permitió a su suegra sin ser nada del ayuntamiento, que interviniera en el DIF, etc.

Y es que si se quiere criticar al buen Pepe nada más por hacerlo, pues de todo lo van a agarrar de bajada. Por su responsabilidad  Pepe tiene que desplegar mucha actividad, ni modo que se encierre en su despacho.

 Y entre otras cosas tuvo que utilizar sus mejores actitudes, ante las presiones internas, como en la que el profe Michel intentó meterse al balcón durante el Grito.

La realidad es que a Pepe le tocó bailar con la más fea, con presiones internas y externas lo que le ha provocado que su administración municipal se dieran claroscuros.

Uno de ellos  son los servicios de recolección de la basura, en donde se aventó la puntada de recomendarle al ahora alcalde, Luis Ernesto Munguía González, que para remediar el problema de la basura ¡Compre más camiones recolectores! 

¡Resultó brujo! mi buen amigo Pepe Martinez, pues es una obviedad que el próximo ayuntamiento tendrá que levantar de las ruinas a Puerto Vallarta, en casi todos los renglones, porque no todo fue malo en la administración del profe Michel, ya que también hubo cosas positivas, como en el corto periodo de Pepe.

No pocas veces  ha manifestado que le hubiera gustado tener más tiempo para remediar muchas cosas de las que adolece Puerto Vallarta, que estando dentro de la administración se dio cuenta de su existencia, que tienen que ver con el progreso del municipio.  

El último alcalde interino del municipio tuvo que echar mano de toda su capacidad para sacar adelante su responsabilidad al frente de la comuna vallartense,  no se arredró ante tantos problemas que tiene el puerto, sus colonias, Delegaciones y Agencias, ya vendrá la calificación de su mandato, que tuvo como principal virtud, no compartir el poder.

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