El desastre de Alito

  • Desde su arribo en el año 2019, el PRI ha perdido el 80% de su militancia
  • El campechano ha maniobrado en forma gansteril para hacer un lado a quienes se oponen a su cacicazgo

Por José Rubén Gómez Bernal

No se entiende la tozudez de Alejandro Moreno “Alito” de adueñarse del partido. Su permanencia al frente del PRI ha sido un desastre, desde su arribo en el año 2019, ha perdido ¡el 80% de su militancia!. 

Los números son muy claros. De 6 millones 764 mil 615 priístas en el 2019, en el 2020 bajó a dos millones 65 mil 161. Y para el 2023 quedaron en un millón 411 mil 889 priístas, de acuerdo con el INE. Esta es la peor caída de un partido político en el país.

Y de los resultados en los estados, en los municipios y en los Congresos federales y estatales ni hablar. Alito y su ineptitud llevaron al PRI a perder más que ningún partido jamás, cediendo lugares tradicionalistas del tricolor, y grandes espacios en los congresos.

La disminución en el padrón de militantes priistas coincide con el avance y fortalecimiento de Morena, que a 10 años de su registro como partido político cuenta con una membresía de 2 millones 322 mil 136 afiliados, para ser el partido con más militantes y convertirse en la primera fuerza política nacional, de acuerdo con las cifras oficiales del INE, actualizadas a 2023.

En 2016, el PRI perdió siete de las 12 gubernaturas en la disputa electoral, entre ellas cuatro que había gobernado durante nueve décadas: Durango, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz.

Además, también perdió las gubernaturas de Chihuahua, Aguascalientes y Puebla. Esa derrota provocó la renuncia inmediata del entonces presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) priista, Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien reconoció la necesidad de “hacer una pausa” y retirarse del cargo.

En el 2016 el PRI tenía 14 estados, es decir gobernaba a 62.2 millones de personas. Cuando Alito tomó las riendas del partido conservaba aún 11 gobernadores del tricolor y gobernaba a 42 millones de personas, y a la fecha en este 2024 sólo gobierna en Durango y Coahuila,  que entre ambos suman cinco millones de personas.

Sin embargo, el PRI sigue vigente a nivel municipal, es la principal fuerza política al gobernar 544 ayuntamientos, que representan el 22% de los 2 mil 458 municipios en los que se divide el país.

Ya para las elecciones del 2021 la caída del PRI, fue estrepitosa, perdiendo ocho gubernaturas: Campeche, Colima, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas. Y en el 2022 siguió la debacle, perdió dos gubernaturas más, las de Oaxaca e Hidalgo, pero le arrebató al PAN a Durango, y retuvo a Coahuila.

Ya para el 2023 le fue arrebatada por Morena la Joya de la corona priista, el Estado de México, sede del poderoso Grupo Atlacomulco, “dueño” del PRI, el estado con más votos en el país. 

LA PURGA

No obstante todos los fracasos de Alito al frente del PRI nacional, el campechano ha maniobrado en forma gansteril para hacer un lado a quienes se oponen a su cacicazgo al frente del partido, e inició una purga renunciando o expulsandolos.

La lista es larga, estos son algunos de los que han sido desterrados del partido: Los senadores Miguel Ángel Osorio Chong, Eruviel Ávila Villegas, Claudia Ruiz Massieu Salinas y Nuvia Mayorga Delgado que largaron el partido cuando Alito por sus pistolas destituyó de manera fulminante al exsecretario de Gobernación como coordinador del PRI en el Senado.

Luego el senador priista Jorge Carlos Ramírez Marín renunció para irse al PVEM sumándose  a la campaña de Claudia Sheinbaum Pardo. Y la cosa no paró ahí, pues la Comisión de Justicia Partidaria expulsó al exgobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza.

En cuanto a la 66 Legislatura, los números del PRI también son para llorar. El PRI, el uno de septiembre tendrá menos diputados federales que Morena, que el PAN y hasta detrás del el PVEM y el PT. En 2018 el PRI ganó 63 diputaciones federales, siete más en el 2021 para llegar a 70. Pero con los resultados del pasado 2 de junio, quedó en 33 curules.

Las cifras: el PRI en el 2029 cumplirá 100 años de su fundación, contará con la menor representación de su historia en el Congreso de la Unión, donde, a decir de sus críticos, su participación dejará de ser decisiva y será meramente testimonial.

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